sábado, 16 de agosto de 2008

LA MOSSAD EN CHILE (¿que hace el servicio de inteligencia israeli en nuestro pais?

Los pasos del Mossad en Chile: Desde el exocet a las uvas envenenadas. Silencioso por sobre todo, el Mossad, el servicio de inteligencia exterior de Israel, ha dejado pocas pero profundas huellas en la historia chilena. Pese a que el país no es un centro de operaciones para Israel ni figura dentro de sus principales preocupaciones, sí está permanentemente al tanto de lo que aquí ocurre.



Esta nota, por ejemplo, pasará a formar parte de los dossiers de prensa que periódicamente recolecta el encargado militar de la Embajada en Santiago, que si bien no es un integrante del Mossad, generalmente es un experto en inteligencia (hay más de siete agencias de inteligencia en Israel).

Miembros del Mossad, de hecho, no hay en Chile, pues sus agentes operativos -los llamados "katzas"- no son más de 40. Son entrenados durante dos años en Tel Aviv y luego quedan a disposición de su servicio para ejecutar funciones en cualquier parte del mundo, aunque estas generalmente se han concentrado en Medio Oriente y Europa.

Pese a estos números aparentemente pobres, en realidad el Mossad cuenta con cientos de miles de ayudistas -en la jerga de la inteligencia chilena- que son conocidos como "sayanin". Se trata de judíos residentes en distintos países, los cuales proporcionan auxilio en lo que sea: dinero, la obtención de documentos, vehículos o cualquier elemento necesario para una operación. Son cerca de una docena de "sayanin" los que se estima que el Mossad tiene en forma activa el Mossad en Chile y son ellos quienes periódicamente envían informes a la embajada capitalina, básicamente sobre actividades neo nazis y pro palestinas, así como de actualidad política nacional.

Uno de los puntos permanentes de mirada de los “sayanin” locales, así como de las autoridades de la embajada de Santiago, son los movimientos de simpatizantes del movimiento shiíta Hezbolláh, cuyos nexos en Iquique recién se están haciendo públicos, pero que son conocidos hace mucho tiempo.

Tampoco es para nadie un misterio que tienen una atención permanente sobre las actividades de la embajada de Irán en Santiago, sobre todo luego de que en 1992 se produjera el atentado explosivo que destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires, cuando 8 diplomáticos iraníes estacionados en Argentina fueron trasladados a Chile, luego de lo cual se les perdió el rastro. Actualmente, esos diplomáticos son los principales sospechosos del atentado, lo que se confirmó cuando un tiempo después de éste, en un discurso televisado el ayatola Ali Akbar Meshkeni calificara como un acto “positivo” el bombazo, que dejó 24 muertos, el cual dijo –equivocadamente, toquemos madera- había sido cometido en Chile.

Los “sayanin” locales se encuentran repartidos entre las comunidades judías de Santiago, Concepción y Valparaíso y pese a que ninguno de ellos ha actuado operativamente, es bien sabido en los círculos locales que cuentan con cierto grado de instrucción en combate e inteligencia. Debido a la formación casi militar de quienes participan en actividades pro sionistas, cuando requieren cobertura de seguridad para sus actos –por ejemplo, la celebración del día de Yom Kippur- generalmente se relacionan con la Dipolcar de Carabineros, en detrimento de Investigaciones.

El Mossad puso su atención en Sudamérica a fines de los años 50, cuando además de su preocupación por el tema palestino, estaba la caza de criminales nazis. Famosa es la historia de Adolf Eichmann, secuestrado en Buenos Aires en 1960 por un comando del Mossad (y luego ejecutado en Israel), así como la persecución que este servicio realizó durante varios años en contra de Joseph Mengele, infructuosamente.

Menos conocida, sin embargo, es la actuación del Mossad en el Gobierno Militar. Víctor Ostrovsky, un "katza" que desertó a principios de los años 80, asegura que a fines de 1975 la inteligencia naval de Israel averiguó que Egipto había comprado misiles Exocet.

Como sabían que Francia no se los vendería -porque los copiarían- los israelíes decidieron buscar afuera alguien que les vendiera la cabeza de un misil, y así saber a qué se estaban enfrentando.
De este modo, se efectuó un estudio de los países que estarían en condiciones de hacer el negocio... y se eligió a Chile. Para ello, uno de los más altos agentes del Mossad, Nahum Admony, negoció personalmente con Manuel Contreras la adquisición de una cabeza de Exocet. A cambio de ella, un grupo selecto de oficiales y suboficiales de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) recibió adiestramiento de elite de parte de las fuerzas de seguridad israelíes.

De hecho, pese a cualquier cosa que se pudiera pensar, las relaciones entre el Gobierno Militar y el país judío siempre fueron al menos nominalmente buenas. Cuando se produjo la desaparición del judío norteamericano (nacido en Rusia) Boris Weisfeiler, quien se perdió en las cercanías de San Fabián de Alico, en 1985, muchos apostaron -y siguen haciéndolo- a que se trataba de un agente del Mossad siguiendo la pista de algunos criminales de guerra nazi, sujetos que a esas alturas de la historia la verdad es que no eran precisamente una preocupación para el dicha agencia.

“Katza” no pudo haber sido, pues nunca estuvo en Israel para recibir el adiestramiento requerido, aunque sí es probable que fuera un “sayanín”. Pese a ello, su hermana Olga lo niega rotundamente y se basa en hechos, como que no era un judío practicante, para asegurar que eso es imposible y que sólo se trataba de un doctor en matemáticas al cual le gustaba excursionar solo y en lugares apartados.

Como fuera, tras su desaparición el Mossad efectuó una serie de discretas averiguaciones. Según el periodista chileno Osvaldo Muray, un oficial de ese servicio incluso se reunió con los líderes de las Colonia Dignidad, quienes le aseguraron que no tenían nada que ver. Si bien lo anterior puede sonar ilógico, no es fácil olvidar que los colonos se presentan a sí mismos como perseguidos de la guerra y fotos de Ana Frank adornan las paredes del casino que poseen en la comuna de Bulnes, en la Octava Región. De hecho, los germanos se jactan de haber mantenido excelentes relaciones con el famoso cazanazis Simón Wiesenthal. Curioso, al menos, porque fue él mismo quien aseguró en 1980 que en la colonia se escondía nada menos que Mengele (lo que posteriormente negó haber dicho al prestigioso diario The Washington Post, que había publicado sus declaraciones).

Sean ciertas o no las relaciones de los habitantes del enclave con la inteligencia israelí, uno hecho que reafirma las buenas relaciones entre las inteligencias chilena y judía en esos años es que cuando un suboficial del Ejército anónimo llegó al consulado de Estados Unidos en 1986, denunciando que Weisfeiler había sido secuestrado por una patrulla del Ejército que prestaba cobertura de seguridad a la colonia (según él, Schäfer y sus huestes staban esperando allí a Joseph Mengele y tomaron al extranjero por un espía del Mossad), el informante comentó que ante ello pensó ir a la Embajada de Israel, pero que luego prefirió no hacerlo debido a las buenas relaciones entre esa repartición y la desaparecida Central Nacional de Informaciones.

LAS UVAS ENVENENADAS

Uno de los personajes más polémicos de la historia del Mossad ha sido Ari Ben Menashe, un alto oficial de esa entidad que estuvo 11 meses preso por su participación en el escándalo Irán-Contras, en el cual actuó vendiendo armas a diestra y siniestra junto al coronel norteamericano Oliver North.

Según relata Gordon Thomas en su libro “Los espías de Gideon” (traducido al español como “Mossad”), uno de los implicados en el caso Irán-Contras fue Amiram Nir, asesor del primer ministro en antiterrorismo. Este falleció en un extraño accidente de aviación acaecido luego que Ben Menashe lo visitara en Londres en 1988, para preguntarle qué iba a decir cuando fuera llamado a declarar en el juicio contra North.

La respuesta de Nir fue que comprometería seriamente a Israel en el escándalo, así como a los gobiernos de Sudáfrica y Chile. Tras ello, el 30 de noviembre de 1988, Nir viajó a México, donde representaba una firma productora de paltas. El avión se accidentó y él falleció.

El 1 de diciembre, es decir dos días después, Thomas cuenta que “Ari Ben Menashe salía de una oficina de correos en el centro de Santiago de Chile. Iba acompañado por dos guardaespaldas, que ahora consideraba necesarios para su protección. De repente, ’la vitrina que acababa de pasar se hizo trizas. Luego algo se incrustó en el maletín metálico que llevaba. Los dos guardaespaldas y yo nos echamos cuerpo a tierra al darnos cuenta de que alguien nos disparaba”.

Thomas, un periodista preocupado de Bin Laden, el terrorismo nuclear y otras cosas por el estilo, no arroja mayores luces sobre el asunto en el libro. Ben Menashe, ahora un exitoso asesor en materias de seguridad radicado en Canadá, contactado por este medio, simplemente no contestó las preguntas que se le formularon, la más obvia e intrigante de las cuales es qué hacía en Santiago.

Un esbozo de respuesta, sin embargo, lo aportó él mismo en su libro “Ganancias de guerra: al interior de la red de armas Israel-Estados Unidos”.

En uno de sus capítulos, relata que tras la derrota de Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, se agudizaron las diferencias entre el ahora desaforado senador y el general Fernando Matthei, el primer integrante de la junta en reconocer el triunfo del “No”. Uno de los de motivos de las diferencias –asegura- es que Matthei estaba empeñado en detener lo que llama “tráfico de armas no convencionales y químicas” a Irak. Bien es sabido que Carlos Cardoen vendió bombas de racimo a Saddam Hussein en los años 80, justo cuando Estados Unidos proveía de todo tipo de armas a quien luego sería su bestia negra en los años 90. Mucho se ha rumoreado además sobre el tema de las armas químicas, pero ello ha sido desmentido en todos los tonos (lo que no significa, por supuesto, que sea falso).

De acuerdo a la versión de Ben Menashe, él también estaba intentado lo mismo, debido al peligro que Irak significaba para su país, lo que enfureció a la CIA, deleitada con el comercio con su entonces socio (calidad que en menos de un año cambió en 180 grados). Debido a ello, el ex agente del Mossad culpa al entonces director de la CIA, Robert Gates, de haber planificado el envenenamiento de las uvas chilenas en el puerto de Filadelfia, en 1989, lo que significó pérdidas por 800 millones de dólares al país, debido a la prohibición de exportar. Esta restricción, asegura Ben Menashe, sólo se levantó una vez que Matthei –históricamente ligado a los agricultores y lejos la figura más moderada de la Junta de Gobierno- perdió todas sus influencias.

El "hermano simbiótico" de la CIA
El Mossad israelí: como funciona su estructura operativa dentro y fuera de Israel: La "red sionista"






El objetivo del Mossad y su red de agencias exteriores responde a las necesidades estratégicas de expansión y supervivencia del Estado sionista de Israel, y cumple, en ese sentido, el mismo rol que la CIA desempeña para el Estado nacional imperialista de EEUU.

El Mossad (forma abreviada de Hamosad Lemodi'ín Uletafkidim Meyujadim; hebreo הַמוֹסָד לְמוֹדִיעִין וּלְתַפְקִידִים מְיֻחָדִים, "Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales"), es una de las agencias de inteligencia de Israel, responsable de la recopilación de información de inteligencia, acción encubierta, espionaje y contraterrorismo, cuyo ámbito es todo el mundo fuera de los límites del Estado judío.

Su rol estratégico en inteligencia exterior es comparable al de la CIA estadounidense, el MI6 (Gran Bretaña) y el DGSE (Francia).

El objetivo del Mossad y su red de agencias exteriores responde a las necesidades estratégicas de expansión y supervivencia del Estado sionista de Israel, y cumple, en ese sentido, el mismo rol que la CIA desempeña para el Estado nacional imperialista de EEUU.

Anteriormente conocido como el Instituto Central para la Coordinación y el Instituto Central para Inteligencia y Seguridad, el Mossad fue creado el 1 de abril de 1951, siendo por entonces primer ministro de Israel David Ben Gurion que fue a su vez el primer director del Mossad, y al que le gustaba decir que los servicios eran "la materia prima de Israel". "Para nuestro estado que desde su creación ha estado amenazado por sus enemigos, la inteligencia constituye la primera línea de defensa, debemos aprender bien a conocer lo que está pasando a nuestro alrededor".

El Mossad es un servicio "civil" que depende directamente del Primer Ministro y no usa rangos militares, aunque buena parte de su personal ha prestado servicio en las Fuerzas Armadas, como parte del sistema de conscripción obligatoria de Israel, y buena parte de ellos son oficiales militares.

El máximo organismo de inteligencia israelí en el exterior tiene la responsabilidad del conjunto de las actividades de recolección de información, las operaciones clandestinas y la lucha antiterrorista que lleva a cabo el Estado de Israel.

Sus prioridades son la vigilancia de las naciones y organizaciones árabes a través del mundo. Pero el Mossad actúa también en el marco de movimientos clandestinos judíos en Siria, Irán y también Etiopía.

Su red de agentes se extiende tanto en los países centrales, como en el llamado "mundo periférico" como así también en los antiguos países del bloque comunista, en los cuales desarrolla tareas conjuntas y coordinadas con la CIA norteamericana y los servicios europeos.

El Mossad recibió en los últimos tiempos aproximadamente 40 alertas de "ataques terroristas" contra objetivos judíos e israelíes a través del mundo, de acuerdo con la información del diario Haaretz Daily, que cita al jefe del Mossad, Meir Dagan.

Dagan hizo esta declaración en una reunión de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Seguridad del Parlamento israelí. Negándose a revelar los nombres de los posibles objetivos de los terroristas,
El numero de personas que trabajaban en el Mossad en 1980, era de 1.500 a 2.000.



La identidad del director del Mossad era tradicionalmente un secreto de estado en Israel, pero en marzo de 1996, el gobierno judío anunció públicamente el nombramiento del general Danny Yatom, como sustituto de Shabtai Shavit quien dimitió también durante 1996.
Junto con la CIA, el Mossad es considerado uno de los servicios de inteligencia más activos del mundo, y sus especialistas dictan a menudo cursos de actualización a sus colegas de la CIA.

La estructura operativa del Mossad cuenta con 8 divisiones, pero el detalle de la organización interna de la agencia es secreto.

La División de Información (considerada la más importante) tiene la responsabilidad de las operaciones de espionaje, a través de sus bases oficiales o clandestinas en el extranjero.

La División de Investigación es responsable del análisis y la evaluación de la información.
Proporciona un informe diario, un boletín semanal y un cuaderno mensual detallado con sus interpretaciones y "cuadros de situación".

Este departamento se divide en 15 zonas geográficas conformadas por Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental, Rusia y la CEI, China, el continente africano, Latinoamérica, el Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez y Libia), el Líbano, Irak, Jordania, Siria, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Una oficina anexa sigue la evolución de los proyectos de armamento de los países vecinos.

La División de Relaciones Internacionales se ocupa de las relaciones y operaciones conjuntas con las agencias de los países amigos y con los países que no disponen de contactos normales con el Estado de Israel.

En las estaciones de gran importancia como París, el Mossad cuenta -bajo la protección de la embajada- de dos jefes operativos, uno de la división de Información, y otro de Relaciones Internacionales.

La División de Operaciones Especiales (METSADA en hebreo) conduce las operaciones de asesinato de objetivos sensibles, actividades de sabotaje, y operaciones paramilitares y de guerra psicológica.

La División de Guerra psicológica (Loh ama Psichologit), como su nombre lo indica, se ocupa de la guerra psicológica, la propaganda y las operaciones de intoxicación (contrainformación y acción psicológica).

El Mossad forma parte de las estructuras de inteligencia israelíes, como el Aman (inteligencia militar) y el Shabak (seguridad interior).

La inteligencia y el contraespionaje dentro de Israel y Cisjordania, están a cargo del Shabak, una especie de FBI del Estado de Israel. Dentro de la estructura de inteligencia israelí el Mossad se encarga del diseño y ejecución de las operaciones en el exterior, el Shabak (antiguo Shin-Beth) se ocupa de la seguridad interior, y el Aman, tiene a cargo la recolección, planificación y evaluación estratégica de la información militar, principalmente del mundo árabe.

La Sección Militar del Shabak (HENZA) trabaja en cooperación con el cuerpo de tropa del Aman (Inteligencia Militar) para infiltrar y combatir levantamientos políticos-sociales en los territorios ocupados, caso de la Intifada en Palestina.

También tiene como objetivo infiltrar las oficinas de información extranjeras y las misiones diplomáticas en Israel, así como interrogar a los inmigrantes de antigua URSS y Europa del Este.
Además, el Shabak supervisa las actividades de los movimientos de extrema derecha y los movimientos combativos de izquierda.

En las áreas críticas y "conflictivas" del Medio Oriente (Palestina, Siria, Libano, Irak, Siria, etc) el Mossad coordina principalmente sus acciones y comparte información con la CIA estadounidense, el MI6 (Gran Bretaña) y el DGSE (Francia).

El objetivo y la misión principal de esta "red sionista" de inteligencia en el Medio Oriente (de la cual el Mossad es una de sus columnas vertebrales) es la infiltración de la resistencia árabe-islámica, y el diseño y ejecución de operaciones "terroristas" encubiertas orientadas a la división y al enfrentamiento interno (guerra civil o inter-religiosa) como ya está sucediendo en Irak y Palestina.

En ese sentido, algunos definen al Mossad como el "hermano simbiótico de la CIA".